Así nos auguró Alberto Yago, el pasado 17 de diciembre en la última tertulia del año, el buen comienzo para PoeKaS de éste, que ya hemos comenzado a caminar.
Acudimos a ese encuentro con poemas comestibles, Cristina con su
Adivinanza de sus "Poemas de la media tarde" y sus deliciosas tartarelas, cocinadas con el amor que ella siempre pone a todas sus creaciones. Elena Moratalla siguió, esta vez con relato corto
Ilona, de carácter metropolitano, aderezado con chispas de cava. Flora
jugandillo con su interior nos dio una lección de vida para superar el dolor. Elena González dedicó a Ulises su
Naufragio y José María Barranco recogió de Ulises el texto escrito a Penelope en una tarjeta postal que fue premiada, enviada
desde el Mar Egeo. A Sebastián, en su esfuerzo voluntario por apoyar un centro de personas sin hogar, Puerta Abierta, le crecen poemas donde
sujetábamos las paredes con las manos. Tuvimos también la suerte de recibir de nuevo a Virginia con su
Guerra de los números en el bosque. Julián lució esa libertad sacada de la razón en su poema. Martín no se calló en su turno, aunque su poema se titulase "Tan callando", sobre el cual, descubrimos entre todos que era un Acróstito. José Antonio Sánchez nos leyó a Jaime Gil de Biedna y endulzados nos dejó los paladares con los refinados "coquitos", receta vieja de la señora Emilia.