Tuve el enorme privilegio de saber de este libro hace un año, cuando estaba siendo gestado y me dejó sin palabras. Solo las suyas lo decían todo con la concreción, la minuciosa síntesis en la que es experta, que nos introducen en un mundo que es el nuestro propio: la soledad que nos encontró en ese túnel abierto por un virus inesperado en el planeta.
“Animal aterido” le ha puesto de título, donde se concentra una imagen que ha caracterizado al ser humano, de repente más débil que nunca, más asustado e indefenso ante la enfermedad que ataca invisible.
“Las imágenes de Silvia son esclarecedoras desde el principio” – dice su presentador Emilio – y lee el segundo poema del libro:
- Hay una sorpresa semántica y emotiva: su capacidad de síntesis y concreción” – expresa Emilio Gómez y lee el poema nº 7
Paredes blancas.
Quién tuviera un balcón
sobre los árboles.
Es el espacio real que nos muestra lo vivido en el confinamiento
La soledad es una carta no solicitada,
una casa de naipes con los muros sin luz,
y ese dolor común:
…pero un llanto es la noria que nos arrastra a todos
El poema es el único testigo, escribe Silvia como primer verso del poema 17, donde a pesar de todo, la poeta intenta resistir y nos impulsa a
… desenterrar el silencio convenido
Cada poema del libro por breve que sea, ocupa una página completa, ofreciendo al lector un espacio y un tiempo para meditar.
Silvia toma la palabra con sencillez: “Valoro la proximidad que tuve entonces de esas personas, presentes a pesar de la distancia” Presentes en ese viaje común a un tiempo oscuro, esas mismas personas que ahora estamos en este lugar compartiendo con ella el estreno de su libro, “Animal aterido”, un retablo interior del encierro obligado por el Covid. Una obra de arte para acariciar, acompañada de las ilustraciones de Teresa Ramón y elaborado por Del Centro Editores, maravillosa publicación artesana.