
...con nuestras mochilas cargadas de palabras que repartimos como
confeti en el Aula Magna de la Universidad Carlos
III- resumió al final del recital,
Maribel Alonso.- Ese viaje de ida y vuelta de las tortugas cuando van a desovar.
Esta vez las palabras, los versos que
esparcimos por esta bella sala, fueron los que Gabriel
Celaya escribió, fruto de sus reflexiones sobre la vida, sobre el encuentro con la felicidad, con el amor, con la justicia. En esa simbiosis de
Poekas con este gran Poeta, la tarde se llenó de mar, ¡fuimos sólo mar!, agitamos la caja de sonidos y le encontramos un sentido a esa primera tarde
fresquita de octubre.
Menos mal que el calor nos lo aportaron los universitarios, que dejaron sus quehaceres cotidianos para acercarse a la Poesía. Pocos, pero entusiasmados, quisieron sentir cerca los mensajes, todavía actuales, que
Celaya inmortalizó en sus poemas, como un brote de rebeldía que se identifica mucho con la vitalidad, con la inquietud que nunca debe perder la juventud.

Nuestro ya amigo y colaborador, Jorge
García Castillo, le adaptó a los poemas unas suaves y ajustadas notas de guitarra.
Para
Poekas fue una tarde de fiesta y reencuentro.
Nino pudo sumarse al homenaje y por fin le abrazamos, después de haberle echado tanto de menos. Lo cuenta él en su blog con ese peculiar estilo suyo, tan afectivo, que bien merece leerlo
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