29 de enero de 2010

“Cuando el grajo vuela bajo…”

A pesar del desapacible y frío día seguimos en el tajo.
Fieles a nuestra cita mensual de cada último martes de mes, amigos y amantes de la palabra, nos reunimos este pasado 28 de enero en nuestra tertulia abierta y participativa de PoeKas. Como siempre, en el C.C. Paco Rabal.
Con algo menos de afluencia —el día no invitaba a ello— pero con las mismas ganas e ilusión de siempre.
Carlos, de Venezuela, músico y recién llegado a nuestros lares, se acercó a conocernos y participar con su presencia —nuestros oyentes, fijos o discontinuos, igualmente forman parte de PoeKas—.
Adina, rumana y trabajadora inmigrante, también se dejó caer por allí del brazo de Maribel Campos. Contribuyó con su presencia y nos regaló con un poema, en rumano, del gran poeta de su tierra, Mihai Eminescu (1850-1889), recitándonoslo, posteriormente en castellano, nuestra compañera Maribel.
Haití sonó en más de un poema. Aparte de nuestros posteriores comentarios e intercambio de opiniones de la tragedia acaecida, con sus pre y post, consecuencias; el dolor por lo sucedido se dejó notar.
Aprovechamos, además, para seguir concretando nuestro próximo recital homenaje a Miguel Hernández, del que iremos informando conforme se acerque la fecha.
El resto, como es habitual, compartimos nuestros versos y líneas de prosa con nuestra mejor intención y deseo. Aunque algunos de nosotros mismos intente convencernos de lo contrario:
“…yo no soy poeta porque cuando escribo no miento…” [sic].

José Antonio Sánchez

Ver también lo que escribe Pedro J. Morillas sobre la tertulia aqui

19 de enero de 2010

Felix Grande, espléndido entre coplas



Preparadas para escuchar sus versos, mi amiga y yo llegamos al centro de Madrid, cercano a la Gran Vía, el Hogar de Ávila.
Después de la luminosa presentación que Teo Rubio le dedica, adornada con versos que son sendero hacia el poeta, Félix Grande se acerca a nosotros con su voz fuerte, sostenida y nos cuenta sus últimos infortunios, como lo hace un amigo desahogando sus desventuras cotidianas, pero con el rigor de su presencia que todo lo llena.


El saloncito donde Teo nos cita a las veladas de esta tertulia, llamada Orillas de Ávila es pequeño y caluroso, sin embargo, el tiempo se ha parado, nadie mira el reloj después de más de una hora escuchando a un Gran Maestro de la Poesía. Nos cuenta anécdotas, pequeñas historias dentro de las interesantes historias de los poetas, en cuyos versos nos hemos criado. Las sombras de Machado, Bécquer, Blas de Otero, José Hierro... pero también, y especialmente, nos acompañan los versos populares y la certeza de todos aquellos poetas nunca conocidos, que desgranaron sus inquietudes en coplas, la copla flamenca, de la que tanto entiende Félix Grande.
Se hace el silencio entre los escasos versos que componen algunos ejemplos que nos cita:
Mira que soy desgrasiao
que estoy deseando morir
solo pa tener techao
¿Quién ha podido superar en sólo 24 sílabas esta confesión poética de la condición humana, dentro del género "Poesía social"?
Lo expresa con perfección el poeta que nos enseña esta tarde a quitarnos el sombrero ante tanta creatividad inesperada y certera: "el nutriente fundamental de toda creación es el dolor".
Menos mal que no nos dejó marchar con el dolor, en este caso, de no regalarnos un poema suyo propio. Y así nos despidió, con el soneto dirigido a su esposa Francisca Aguirre, donde declara que, por fin, ahora comprende el amor.
Culmina el encuentro como siempre en estas veladas poéticas: los versos se mojan en vino, para seguir conversando y compartiendo emociones. Es la recompensa en el paladar de lo que acabamos de digerir con el sensor del espíritu.

14 de enero de 2010

Ayer, el poeta de Enero nos enganchó




La tarde desapacible de Enero, la lluvia que no nos deja tregua, las calles oscuras, brillantes, solitarias, el Centro Cultural inalcanzable... (quién piensa en la Cultura con este frío)
Pero llegó el poeta José Iván Suárez al Paco Rabal y triunfó.
El olor a asfalto mojado que entraba por la ventana, se convirtió en romero húmedo de los alrededores de Elche de la Sierra, pueblo al sur de Albacete, donde nació Iván y desde donde nos ha traído sus poemas con sabor rural, versos duros del hombre que está solo en el monte y que está sudando solo. Las raíces de la tierra labrada por nuestros padres, por nuestros abuelos, regresaron ayer tarde a la pequeña aula urbana, a través de la voz de Iván y pudimos compartir ese pedazo de prehistoria común.
Para los que os lo perdisteis con la excusa de la lluvia, del frío, o del fútbol (imperdonable) o los que deseamos acercarnos más a la poesía de Iván, a Iván, estos son sus blogs: