31 de diciembre de 2008

ASI TERMINAMOS EL 2008: CON PROYECTOS Y POEMAS PARA EL 2009. ¡FELIZ AÑO!

Celebramos nuestra última tertulia del año 2008, reuniéndonos unas 17 personas, todos conocidos excepto dos, Laura Gómez, poeta que circula por diferentes tertulias madrileñas del centro de la ciudad, que conocía la nuestra por amigos y quería acercarse desde el otro lado de Madrid y Sebastián Galán, poeta muy cercano, vallecano de pura cepa, que deseaba conocer nuestro proyecto para participar en él y brindarnos la oportunidad de colaborar en su programa de radio "Poetas en el aire", todos los jueves, de 13 a 14 horas.
Más proyectos para el recién nacido 2009:

6 de Febrero, presentación del poemario "Lisboa (Hombre y Ciudad)" del escritor Miguel Pastrana, poeta muy participativo de PoeKas. Será en la Biblioteca del Centro Cultural Paco Rabal, a las 20 h, presentado por Jesús Malia.

Nuestra colaboración en la siguiente edición de "Vallecas Calle del Libro" con el recital- homenaje a Gabriel Celaya para el 22 de Abril, fecha que confirmaremos cuando esté más próxima.

Reflexiones para antes y después de Navidad

Aunque no te felicite estas navidades y parezca que no me acuerdo de tí en estos días, cuando todas las personas que te conocen, las empresas que quieren venderte algo y los clientes que desean tus servicios, se disfrazan de amigos y te escriben, te saludan, te bombardean con mensajes de correo electrónico, que es lo que se lleva, para desearte la felicidad plena. Es ahora cuando se acuerdan de tu existencia. Como es Navidad, es lo normal, está permitido pensar en los demás.

Ahora todos te quieren y te lo dicen de mil maneras, por la tele, por la radio, por Internet, por mensajes a tu móvil, hasta el jefe quiere brindar contigo cuando el resto del año te esclaviza y presiona para que no olvides tus obligaciones. Hasta los vecinos que no soportan tu presencia y conspiran a tu espalda, envían a sus hijos a tu puerta a pedir el aguinaldo. Tus compañeros de Tai Chi quieren celebrar la cena- encuentro ahora, mientras el resto del año te saludan con rapidez para no perder tiempo cuando por la calle te ven. Después de los postres y los chupitos todos se reirán del que tienen al lado y algunos vociferarán perdiendo los papeles. Aquellos que pretendían ser tus amigos, puede que te pierdan por beber más de la cuenta.

Pronunciarán la palabra “Familia” como si fuera la más valiosa y, tal vez, llevan más de un mes sin visitar a su madre o a su abuelo en la Residencia, donde está muy bien cuidado y entretenido con otros ancianos. Nombrarán hasta la saciedad a la “Familia” aquellos que llevan varios meses sin jugar más de 10 minutos seguidos con sus hijos, porque les suena siempre el móvil y no pueden desconectarlo, ya que esperan llamadas urgentes para cerrar negocios importantes y a otros muchos que llevan meses sin telefonear a sus tíos o a sus primos porque “que liados estamos todos para dedicarnos unos minutos”.

Los grandes almacenes, las calles, las plazas se llenan de personas que buscan celebrar algo, da lo mismo el qué, rodearse de otras personas huyendo de la soledad y regalar, vender y comprar sobre alfombras rojas que decoran las aceras, para convertir en único objetivo del ser humano el “regalo” eso que hace que los demás se sorprendan y nos valoren, eso que nos sirve para comprar nosotros su aceptación.

¿Y qué pasará cuando acabe la Navidad? Ya nadie se acordará de demostrar ningún aprecio a los seres con los que convive, ya se cumplió con el cariño normativo que imponen esas fechas hasta el próximo año. Quién de ellos se acordará de acompañarte al hospital o al tanatorio en el peor de los casos, si fallece algún ser querido. Pocos se preocuparán de tu bienestar, de tu salud o la salud de tu pareja, de la crianza de tus hijos o cuidado de tus mayores. Donde estarán en los momentos difíciles los mensajes de apoyo, cuando has perdido un amor o un amigo y nadie te presta su oreja para desahogarte. Hasta la siguiente Navidad no recibirás ya ningún saludo de muchas personas que ahora te han dicho: “Hola, aquí estoy para desearte lo mejor”

Con este paisaje de afectos figurados, el espíritu navideño no entra en mi vida por más que abro bellas y deliciosas presentaciones de power- point que me cantan las maravillas de estas fechas, por más que me atruenan los niños del barrio con el estruendo de sus petardos y me iluminan la cabeza en las grandes avenidas, las guirnaldas de colores. Si la navidad significa acordarte de todos aquellos que quieres, prefiero acordarme de ellos, por ejemplo en Febrero, cuando todos ya me hayan olvidado, o llamarles cualquier día de marzo para saber como están sus padres o sus hijos. O mejor aun, visitarles para reconocer sus rostros olvidados desde el instituto o el colegio.

Para poder abrazar a mis amigos y besar a mi familia, para acordarme de las personas que de verdad aprecio, me sobra la Navidad. Tengo hasta once meses en el año donde puedo hacerlo, sin que sea lo esperado socialmente y sin dejarme manipular por los poderes que tiene el mes de diciembre sobre la sensibilidad humana. También para que los demás me recuerden, me sobran los regalos y los correos electrónicos. Me gustaría sentirme cercana, cuando se me eche de menos y ser tan hábil de descubrirlo sin que tengan que pedírmelo. Eso sería ser “BUENA AMIGA”, aunque no te felicite estas navidades, revelándome a lo establecido, negándome a sonreírte hoy para ignorarte el resto del año.

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