Nos deshojó, como este otoño, verso a verso el elixir de sus espejos, donde se reflejó el equilibrio y la calidad de una poesía bien hecha y bien expresada.
Para todos los vallecanos que os la pedísteis, no puedo hacer otra cosa que regañaros y convencerla de que vuelva. Porque yo creo que, a pesar de la tarde fría y con fútbol (que lástima tener que escribir esto) Vanesa se fue feliz. Su sonrisa, un brillo destellante de sinceridad, lo confesaba.
Como ella misma escribe:
atrévete conmigo.
Soy joven.
Tengo mucho deseo que perder.
Soy joven.
Tengo mucho deseo que perder.
Tal vez pueda perder un poquito de deseo en regresar a Vallecas. Poekas la estaremos esperando. Siempre, con cariño.
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