Desde que estamos vivos en este año 2013, como dijo Benito Manzano, ¡qué no es poco!, y lo dijo repartiendo vasos de plástico, vino dulce y bollos; hasta el cumpleaños de Cristina, orgullosa por sus recién alcanzados 80 y lograr hoy venirse al centro cultural sola. Como una muchacha está todavía creciendo en capacidades y sobre todo, en ese entusiasmo que nos contagia y nos consigue poner felices, echar para afuera esas sonrisas de ternura que en tantos otros lugares debemos reprimir. También celebrar que Daylín ha escrito un cuento a su hijo y se ha atrevido a venir a la tertulia a contárnoslo a nosotros. Ella "En busca del pasto verde" se ha venido a España alejándose de su familia, de su niño y con un hermoso toque de fantasía le dulcifica esa separación, le encuentra un sentido y un futuro feliz. Celebrar también la primera asistencia de Concha Morales, que nos ha seguido desde Libertad 8 con su poema "Dice que no tiene alma de poeta" y también la incorporación de Paco, todo simpatía, como su poema familiar donde pone en lo cotidiano un punto de humor. Y el regreso de Mandy, de nuevo en Madrid, abordando el tema social con su actitud rebelde en su poema "La confesión de un dardo". Así, hasta un total de dieciocho personas, algunos solo presentes por afinidades más afectivas que literarias, no trajeron poemas, pero como Miguel Ángel Otero aportaron al final chocolate y pastas, que no son recitables, pero si apetecibles. En esta tertulia, esta vez no nos quedamos con hambre.
30 de enero de 2013
Literatura para todas la edades con un fondo dulce
Mucho que celebrar en esta cita y muchos participantes a compartir diferentes visiones y vivencias.
Desde que estamos vivos en este año 2013, como dijo Benito Manzano, ¡qué no es poco!, y lo dijo repartiendo vasos de plástico, vino dulce y bollos; hasta el cumpleaños de Cristina, orgullosa por sus recién alcanzados 80 y lograr hoy venirse al centro cultural sola. Como una muchacha está todavía creciendo en capacidades y sobre todo, en ese entusiasmo que nos contagia y nos consigue poner felices, echar para afuera esas sonrisas de ternura que en tantos otros lugares debemos reprimir. También celebrar que Daylín ha escrito un cuento a su hijo y se ha atrevido a venir a la tertulia a contárnoslo a nosotros. Ella "En busca del pasto verde" se ha venido a España alejándose de su familia, de su niño y con un hermoso toque de fantasía le dulcifica esa separación, le encuentra un sentido y un futuro feliz. Celebrar también la primera asistencia de Concha Morales, que nos ha seguido desde Libertad 8 con su poema "Dice que no tiene alma de poeta" y también la incorporación de Paco, todo simpatía, como su poema familiar donde pone en lo cotidiano un punto de humor. Y el regreso de Mandy, de nuevo en Madrid, abordando el tema social con su actitud rebelde en su poema "La confesión de un dardo". Así, hasta un total de dieciocho personas, algunos solo presentes por afinidades más afectivas que literarias, no trajeron poemas, pero como Miguel Ángel Otero aportaron al final chocolate y pastas, que no son recitables, pero si apetecibles. En esta tertulia, esta vez no nos quedamos con hambre.
Desde que estamos vivos en este año 2013, como dijo Benito Manzano, ¡qué no es poco!, y lo dijo repartiendo vasos de plástico, vino dulce y bollos; hasta el cumpleaños de Cristina, orgullosa por sus recién alcanzados 80 y lograr hoy venirse al centro cultural sola. Como una muchacha está todavía creciendo en capacidades y sobre todo, en ese entusiasmo que nos contagia y nos consigue poner felices, echar para afuera esas sonrisas de ternura que en tantos otros lugares debemos reprimir. También celebrar que Daylín ha escrito un cuento a su hijo y se ha atrevido a venir a la tertulia a contárnoslo a nosotros. Ella "En busca del pasto verde" se ha venido a España alejándose de su familia, de su niño y con un hermoso toque de fantasía le dulcifica esa separación, le encuentra un sentido y un futuro feliz. Celebrar también la primera asistencia de Concha Morales, que nos ha seguido desde Libertad 8 con su poema "Dice que no tiene alma de poeta" y también la incorporación de Paco, todo simpatía, como su poema familiar donde pone en lo cotidiano un punto de humor. Y el regreso de Mandy, de nuevo en Madrid, abordando el tema social con su actitud rebelde en su poema "La confesión de un dardo". Así, hasta un total de dieciocho personas, algunos solo presentes por afinidades más afectivas que literarias, no trajeron poemas, pero como Miguel Ángel Otero aportaron al final chocolate y pastas, que no son recitables, pero si apetecibles. En esta tertulia, esta vez no nos quedamos con hambre.
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