Cristina nos sorprende, como en todas las tertulias: después de terminar ayer de leerse todo el boceto de la antología que tenemos en marcha, esta mañana se ha levantado a las 8 y se ha sentado a escribir un poema donde recoger de cada uno de los poeKas un semblante, una pincelada. Así, con estas, sus palabras y este título:
ÁGAPE
Cristina Santa- Ana |
Este ágape de versos que alimenta el alma,
todos o casi todos aportáis el alimento,
cada uno con su estilo y su palabra.
Esta Nino en compañía de su madre,
su presencia en su jardín se hace flor.
Martín nuestro amigo que perdió un amor,
y ya lo ha encontrado.
Mikel que en la primavera volvió a su casa.
Maribel me hizo saltar con su voz tan potente,
me hizo saltar a la alegría.
Elena con ese ir y venir de la cocina a la mesa,
arrastrando a la musa en sus quehaceres,
recordando a sus padres,tan humana tan tierna,
obligada a no obligarse desobedece.
Sebastián que quiere dar la paz ,
y se sienta frente a una silla vacía.
Y otra Elena que nos presenta a un soldado adolescente
y el horror a la guerra.
Alberto Yago que descubre bajo la falda del mar,
a Pedro Páramo.
Julián, el compañero de instituto de mis hijos,
que tuvo una bonita historia en el hostal Victoria,
y guiña los ojos con malicia.
Flora López es como esa otra Flora Tristán la abuela de Gaugain
revolucionaria que hace correr el agua hasta desaparecer
y sufre por los niños del miedo.
Juliana tan callada, tan frágil que siempre está allí
y acompaña a su madre solo respiración,
en horas de agonía.
Beatriz como agua que talla la roca,
como viento que moldea a la tierra.
Miguel Pastrana y mi Entrevías querido
en el que yo crecí como persona, sufrí y goce.
Cruce vías del tren y vi crecer un árbol.
Valentina y sus baúles de soledad,
un gato lleno de lluvia y aromas colombianos.
Fermín con sus secretos los cinco y los bosques.
Nuestro Mandy y sus largos poemas:
quietito sol, quietita luna, quietitisima tierra.
Ya dejaste de ser pez, ave nocturna.
Como Orfeo nos acunas con tus cantos.
Ernesto en Gredos, con la galga sacrificada
sus sirenas y el tañir de las campanas.
José Antonio que aprendió de su padre a ser responsable
y entre nosotros lo ha demostrado ejerciendo su oficio de poeta.
Y Yolanda, galleguiña y pintora, un tanto pesimista,
que se atraganta entre obeliscos de nácar.
Precisamente, Yolanda, o mejor Yoli, fue otra gran sorpresa. Ya recuperada casi casi de su accidente, nos trajo un bello poema simbolista. Otro estreno fue el de José María que nos conoció en el recital de Fermín y nos trajo hoy en verso sus "Minutos". Elena González y sus calabozos del espejo vinieron a continuación y le siguió "Silencio sin ayer" de Elena Moratalla.
Una apropiada guinda a la tarde poética fue el poema de Mikel escrito en el norte a su compañera, con el título que le puso al concluir su lectura, a petición de los presentes: Mientras llueve.
A PoeKas también le llueven ilusiones, proyectos y participantes. Bienvenidos a todas y a todos, sabéis que aquí vuestra poesía tiene su lugar.
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