Ayer, sobre las 18:30 h. nos esperaba detrás de la mesa grande con su sonrisa cargada de poesía. Según nos sentamos, nos agradecía emocionada nuestra visita y recitaba sus nuevos poemas del paso del tiempo, de la soledad de hacerse mayor, de volver a vivir con los recuerdos. Hicimos dos rondas de poemas y siempre nos comentaba después de escuchar cómo le gustaban nuestros versos, la felicidad que sentía de tenernos allí a todos, cinco poekas esta vez, alrededor del mantel blanco que habían preparado sus hijos: Rafa y Esther, para recibirnos.
Pedro le había buscado poemas de Gabriel y Galán porque sabía que le gustaban |
Martín finalizó su aportación con El niño Yuntero de Miguel Hernández, con una intensidad expresiva que provocó alguna lagrimilla a los presentes |
La abrazamos y entregamos nuestro cariño, fotografiando el mágico momento |
Y recibimos de ella toda su bondad y agradecimiento, dosis afectivas con el valor de un tesoro |
Esa cercanía que las personas mayores necesitan y que PoeKas intentamos, a través del poema, dedicarles |
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