Invitaciones
El fulgor verde del bosque
me invitó a componer poemas.
Verso a verso florecían
como tiernos brotes
delicadas imágenes
de inusitada coherencia,
pero escritas al viento
el aire robaba
mis ligeras estrofas
y yo sin pena veía
como etéreas volaban
pues mi lírico polen
los valles regaba.
El fulgor verde del bosque
me invitó a componer poemas.
Verso a verso florecían
como tiernos brotes
delicadas imágenes
de inusitada coherencia,
pero escritas al viento
el aire robaba
mis ligeras estrofas
y yo sin pena veía
como etéreas volaban
pues mi lírico polen
los valles regaba.
El sol en la cara
el frescor a mis pies
me pedían a gritos
el tratar de sus dones.
Y hundiendo mi cuerpo
entre la húmeda arena
navegaba mi mente
sobre bucólica espuma
el frescor a mis pies
me pedían a gritos
el tratar de sus dones.
Y hundiendo mi cuerpo
entre la húmeda arena
navegaba mi mente
sobre bucólica espuma
y pintaba sirenas…
y enterraba tesoros…
y escanciaba los puertos
batiendo mareas.
Pero en la barra de un bar
tras la segunda cerveza
partían las naves
y en sus bodegas mis rimas.
El cielo sin nubes
la noche estrellada
gaviotas sin sueño
y un sueño sin tiempo
me arrancaban del pecho
poético aliento.
Exhalando sonetos
rimaba las horas
sobre el lienzo del techo.
Nocturno gentío
imposible descanso
sobre el verdín del tejado
alboroto bravío
Tras las dos las tres
tras las tres las cuatro
de nuevo mi verso acabado en fracaso.
Junto al atlántico norte
una lluvia de ideas
en mi pulcro cuaderno
las páginas secas.
José A. Sánchez
(JASCA 2010 ©)
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